Conoce a Dawson:
quien no dejó que el cáncer le impida convertirse en vaquero
LOS MÉDICOS DE SU HOSPITAL LOCAL NO LOGRABAN DESCUBRIR LA CAUSA DE SU DOLOR DE ESTÓMAGO. UN VIAJE DE DOS HORAS A CHILDREN’S HEALTH℠ LE DIO A LA FAMILIA LAS RESUPESTAS Y LA ATENCIÓN QUE NECESITABAN.
No hay ninguna duda sobre lo que Dawson quiere ser cuando crezca.
“Definitivamente, un vaquero”, dijo. “¡Me encanta ser vaquero!”
Dawson, quien suele llevar su sombrero de vaquero, pantalón con cinturón, camisa fajada y botas, disfruta andar en su cuatrimoto, ver a su papá, Treven, lazar, y jugar afuera con sus primos, a veces en el lodo.
“Está lodoso, puedes salpicar”, dijo. “Eso es bien chistoso”.
Poco después de celebrar la Navidad de 2023, Dawson comenzó a tener problemas de estómago. Sus papás lo llevaron con un pediatra, quien pensó que podría ser intolerancia al gluten. Pero eliminar alimentos con gluten de su dieta no ayudó mucho.
El pediatra sospechaba que Dawson podría tener estreñimiento, pero una radiografía demostró lo contrario. Mientras tanto, sus padres notaban que los síntomas seguían aumentando.
En casa, Dawson tenía cólicos y poco apetito. Aunque normalmente era muy activo, de repente ya no quería jugar tanto. Incluso hubo días en los que no quería levantarse del sillón.
Después de otra prueba que tampoco dio respuestas, su pediatra los refirió a Children’s Health, donde los especialistas en Gastroenterología Pediátrica podrían ayudarlo mejor.
Tras un viaje de dos horas desde su ciudad natal hasta Children’s Medical Center Dallas, los médicos realizaron una serie de estudios completos y conocieron a Dawson, quien dio positivo a Giardia, un parásito microscópico que puede causar infecciones intestinales.
Le recetaron medicamento para combatir el parásito, y su familia salió del hospital aliviada.
“Esperábamos, queríamos que solo fuera eso”, dijo su mamá, Samantha. “Pero a la mitad del tratamiento, el dolor de Dawson empeoró. Se intensificó”.
Su mamá entonces notó una protuberancia en su estómago, así que lo llevaron de regreso a Children’s Health, donde los médicos detectaron una obstrucción intestinal tras realizar una radiografía y un ultrasonido abdominal.
Después de intentar sin éxito regresar el intestino a su posición normal mediante un procedimiento mínimamente invasivo, los médicos tuvieron que operarlo.
Ahí encontraron un grupo de ganglios linfáticos del tamaño de un puño.
Los médicos retiraron aproximadamente 15 cm de intestino delgado, 10 cm de intestino grueso y el apéndice de Dawson. También enviaron el tumor para una biopsia.
Tres días después, los médicos diagnosticaron a Dawson con linfoma de Burkitt en etapa 3, un tipo de cáncer raro y agresivo.
Manteniendo el ánimo en alto
Casi de inmediato, Dawson comenzó rondas de quimioterapia como parte de un tratamiento de 12 semanas.
Su proceso fue intenso, pasando gran parte del tiempo en el hospital debido a los síntomas del tratamiento, pero Dawson mantuvo su buen ánimo y nunca dejó de contagiar alegría a su equipo médico.
Era común verlo caminar por el hospital con su bata, botas y sombrero de vaquero.
“Aún cuando sentía dolor o fiebre por la quimio, hacía reír a su enfermera”, dijo Samantha. “Siempre quería ir a la sala de juegos. Él y su papá también son fanáticos de los carritos de control remoto, así que llevábamos su carrito y lo manejaba por los pasillos. Las enfermeras y los especialistas de Vida Infantil lo adoraban”.
Las salas de juegos en Children’s Health son administradas por el equipo de Vida Infantil , quienes se aseguran de que los pacientes y sus familias tengan una experiencia positiva en el hospital. Sus actividades incluyen terapia con mascotas, música y arte, y dependen del apoyo filantrópico.
Estos servicios brindan consuelo a los pacientes en un entorno desconocido y durante momentos difíciles.
Después de que una asistente de Vida Infantil supo que a Dawson le encantaba jugar con lanzadores Nerf, le llevó ocho, junto con cientos de dardos de espuma.
Dawson tuvo una batalla con ella y otros miembros del equipo cerca de la estación de las enfermeras.
“Tuvimos una guerra de Nerfs. El doctor me dio. Yo traté de atraparlos, y siempre los atrapaba”, dijo Dawson con una sonrisa. “Se unió muchísima gente. Eso me dio algo con qué jugar, y me los regalaron. Ahora tengo como un millón de Nerfs”.
Los miembros de su equipo siempre estaban dispuestos a jugar con Dawson. También fueron pacientes con él durante sus días más difíciles y siempre estuvieron disponibles para la familia cuando tenían dudas.
“Hacían tantas pequeñas cosas solo para sacarle una sonrisa y una risa”, dijo Samantha. “De verdad se preocupan por los niños”.
De regreso al aire libre
A finales de mayo de 2024, Dawson entró en remisión y, aproximadamente un mes después, tocó la campana que marcaba el final de su tratamiento de quimioterapia. Como siempre, iba vestido para impresionar.
“Mi mamá y mi papá vinieron conmigo y había como una campana grande y la toqué, y sonó así: ‘Ding, dong, ding, dong, ding, dong’”, dijo Dawson riendo. “Eso estuvo chistoso”.
Dawson, ahora de 5 años, es un niño al que le encanta estar al aire libre y no teme ensuciarse. Le gusta pescar, andar en cuatrimoto y ayudar a su abuelo con cualquier proyecto que tenga, incluso tiene su propia caja de herramientas roja.
“Tengo un secreto… hay algo más”, dijo Dawson. “También me gusta jugar en el lodo. El lodo es simplemente mi favorito”.
Algún día quiere participar en la competencia de mutton busting de los rodeos, donde los niños, con casco y equipo, montan ovejas y tratan de aguantar lo más posible.
Dawson también sueña con trabajar con su papá como ayudante cuando crezca, y no puede esperar para dominar el arte de lazar.
“Ese es el espíritu”, dijo su papá, Treven.